Primer Jutba
Alabado sea Al-lah, Señor del Universo. Lo glorificamos, Le pedimos perdón por nuestros pecados y a Él nos encomendamos. Nos refugiamos en Al-lah del mal que existe en nuestras propias almas y de los perjuicios de nuestras malas acciones. A quien Al-lah guía nadie puede desviar, y a quien extravía nadie puede guiar. Atestiguamos que nada ni nadie merece adoración sino Al-lah, Único, Quien no tiene copartícipe alguno. Atestiguamos que Muhammad es Su siervo y Mensajero. Alabado sea Al-lah, Quien determinó la sinceridad como una de las más importantes condiciones para que nuestras acciones sean aceptadas y recompensadas, y Quien hizo que el castigo del hipócrita musulmán sea más fuerte y peor que el del incrédulo.
¡Siervos de Al-lah! Hoy hablaremos de un asunto importantísimo, un pilar fundamental para la aceptación de las obras, se trata de la sinceridad, sin la cual Al-lah no acepta obra alguna.
Quien hace una obra o rito de adoración en el que asocie copartícipes a Al-lah, esa obra no será aceptada por Al-lah, por más buena o prolífica que sea.
Al-lah dijo: {Ciertamente te hemos revelado el Libro [¡Oh, Muhammad!] con la Verdad; adora a Al-lah rindiéndole culto sincero. ¿Acaso no se le debe rendir a Al-lah el culto sincero?} [Corán 39:2-3] Y dijo: {Orad en las mezquitas, invocad a Al-lah y sed sinceros en la fe; y [sabed que] así como os creó [por primera vez] seréis resucitados.} [Corán 7:29] También dijo: {Invocad, pues, a Al-lah y adoradle con sinceridad, aunque ello disguste a los incrédulos.} [Corán 40:14] {Él es el Viviente, no hay nada ni nadie con derecho a ser adorado salvo Él; adoradle, pues, con sinceridad. Alabado sea Al-lah, Señor del universo.} [Corán 40:65] Y en otra parte del Corán dijo: {Y se les había ordenado [en sus legislaciones] que adoraran a Al-lah con sinceridad, fuesen monoteístas, realizaran la oración y pagaran el Zakat, pues esa es la verdadera religión.} [Corán 98:5]
La sinceridad aquí consiste en realizar una acción, una obra de bien con la exclusiva intención de complacer a Al-lah y a nadie más que a Él, sin aparentar ni pretender reputación. Si una obra no incluye esta sinceridad, no le sirve de nada a quien la realiza.
Dijo Abu Huraira, que Al-lah esté complacido con él: “Me relató el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, que Al-lah descenderá hasta los seres humanos el Día de la Resurrección para juzgar entre ellos, y todas las naciones estarán aguardando. Los primeros en Ser llamados son: un hombre que memorizó todo el Corán, un hombre que murió combatiendo en el Yihad por la causa de Al-lah y un hombre muy rico conocido por sus caridades. Al-lah le dirá al recitador del Corán: ‘¿Acaso no te enseñé lo que revelé a Mi Mensajero?’ Responderá el hombre: ‘Claro que sí, Señor’. Le preguntará Al-lah: ‘¿Y qué hiciste con lo que te enseñé?’ Dirá: ‘Rezaba por el día y la noche’. Entonces, Al-lah lo recriminará diciéndole: ‘¡Mientes!’, y le dirán los ángeles: ‘¡Mientes!’ Y le dirá Al-lah: ‘Más bien querías que la gente dijera: fulano es un excelente recitador, y ya se dijo eso’. Entonces, se traerá al rico y Al-lah le dirá: ‘¿Acaso no te di con amplitud, hasta que hice que no necesitases de nadie económicamente?’ Responderá el hombre: ‘Claro, Señor’. Al-lah le preguntará: ‘¿Y qué hiciste con lo que te di?’ Dirá: ‘Solía mantener los lazos familiares y dar en caridad’. Entonces lo recriminará Al-lah diciéndole: ‘¡Mientes!’, y le dirán los ángeles: ‘¡Mientes!’ Y agregará Al-lah: ‘Más bien querías que se dijera: fulano es generoso, y ya se dijo eso’. Luego se traerá al que murió en el Yihad por la causa de Al-lah y Al-lah le dirá: ‘¿Por qué has muerto?’ El hombre responderá: ‘Se me ordenó combatir por Tu causa, así que combatí hasta que me mataron’. Al-lah lo recriminará diciéndole: ‘¡Mientes!’, y le dirán los ángeles: ‘¡Mientes!’ Y dirá Al-lah: ‘Más bien quisiste que se dijera: fulano es valiente, y ya se dijo eso’. Luego el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, me dio una palmada en mis rodillas y me dijo: ‘¡Abu Huraira! Esas tres personas son las primeras criaturas con las que se encenderá el fuego el Día de la Resurrección’”. [Lo citó At-Tirmidhi y lo clasificó Hasan-Garib.]
Piensa, siervo de Al-lah, cómo el Corán no intercederá por quien lo memorizó, siendo que la regla general es que intercederá por su gente en el Día de la Resurrección, es decir, por todos aquellos que lo memorizaron, recitaron y obraron según sus preceptos sólo por Al-lah; pero en este caso no lo hará, porque esa persona sólo pensaba en agradar a la gente y esperaba que lo reconocieran por su conocimiento. Lo mismo sucede con el rico, no intercederá por él su caridad y buen trato a los familiares por no haber sido sincero. Así mismo, el que murió en combate durante el Yihad por la causa de Al-lah, pues no le servirá de nada su muerte porque combatía sin sinceridad. Así que debemos tener cuidado de no abandonar de este gran principio.
Ahora, existen fenómenos que afectan al corazón y corrompen la sinceridad necesaria en las obras. Uno de ellos es Ash-Shirk Al Akbar (la asociación o idolatría mayor), que consiste en atribuirle algún asociado a Al-lah al cual se le dedica la obra. Esto saca a la persona del Islam y anula toda obra que haya realizado, pues es contrario a la sinceridad y amerita que quien lo comete permanezca eternamente en el fuego.
Otro es el llamado Ash Shirk Al Asgar (el asociación o idolatría menor), que consiste en todo acto o palabra que en la Shari’a ha sido mencionada o descrita como Shirk pero no hace salir a la persona del Islam. Tal es el caso del exhibicionismo en las obras buenas o de obrar por lograr buena reputación. Esto anula la plenitud del monoteísmo, es contrario a la sinceridad y anula toda obra en la que se haya producido este fenómeno.
Mahmud Bin Labid, que Al-lah esté complacido con él, relató que el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo: “Lo que más temo por vosotros es el Shirk menor”. Dijeron los Sahaba, que Al-lah esté complacido con ellos: “¿Y qué es el Shirk menor, Mensajero de Al-lah?” Dijo: “Es aparentar con las obras. Al-lah les dice a los que lo hacen, en el Día de la Resurrección, cuando dictamina la recompensa de las personas: ‘¡Vayan donde los que aparentaban ustedes por ellos y vean si tienen alguna recompensa qué darles!’”. [Ahmad]
Otro es el fenómeno de quien hace una buena obra pero con intenciones mundanales; tal es el caso de quien combate en el Yihad por el botín y la fama o quién estudia la Sharí’a sólo por el título y por lograr con ello un puesto de trabajo. Este fenómeno se presenta en cuatro casos distintos:
El primero: Que las intenciones mundanales al hacer una buena obra sean las únicas o sean tan fuertes o más que la intención de complacer a Al-lah. Esto indica ausencia de sinceridad, anula toda recompensa de Al-lah por la obra y aumenta una falta.
Ubai bin Ka’b, que Al-lah esté complacido con él, dijo: “Dijo el Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam: ‘Albríciales a los musulmanes con la dominación y la riquezas en varias tierras, con la victoria y la hegemonía en la fe. Y quien de ellos haga alguna buena obra con intenciones mundanales, no tendrá en la otra vida ninguna recompensa”. [Ahmad]
El segundo: Que la intención mundana al realizar un rito o una buena obra sea complementaria y menor a la intención de complacer a Al-lah. Esto es permitido y no anula la sinceridad, aunque la recompensa en tal caso no es como la del que hace una buena obra exclusivamente por complacer a Al-lah.
El tercero: Guiarse por los caprichos o pasiones, como cuando se hace una buena obra o rito por algún impulso o por capricho, sin tener intención de complacer a Al-lah, pues no hay sinceridad en ello.
El cuarto: La vanidad, como quien hace una buena obra o realiza un rito religioso por jactancia o presunción, sólo para alimentar su ego; en este caso está cometiendo un pecado peor que el de aparentar, se trata de la egolatría. Por eso dijo An-Nawawi, que Al-lah lo tenga en Su misericordia: “Quien se vanagloria por sus buenas obras ha perdido la recompensa por ellas”.
Pero hay algunos fenómenos del corazón que no anulan la sinceridad. Tal es el caso de:
Desear la recompensa de la otra vida, como lograr el Paraíso o salvarse del fuego.
Realizar públicamente los ritos públicos y esconder las faltas, no anula la sinceridad, más bien, es lo que Al-lah manda. Así que la persona no debe dejar de realizar las cosas que Al-lah manda por temor a estar aparentando, sino que lo debe hacer y con sinceridad.
Los elogios espontáneos de la gente a alguien por realizar los ritos sin que él lo busque. Eso es sólo un anticipo de la recompensa por venir y no es contrario a la sinceridad. Dijo Abu Dharr, que Al-lah esté complacido con él: “Se le dijo al Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él: ‘¿Qué opinas de alguien que hace alguna obra de bien y la gente lo elogia por ello?’ Él respondió: ‘Eso es una albricia anticipada para el creyente (de la recompensa que le aguarda)’”. [Muslim]
Las intenciones complementarias y paralelas que son permitidas por Al-lah junto con la sinceridad de obrar por Su complacencia principalmente, como es el caso de quien sale para peregrinar y comerciar a la vez, quien se beneficia de sus relaciones familiares para ganarse el sustento o quien da caridad para sanarse de alguna enfermedad, nada de eso es contrario a la sinceridad.
Realizar una obra buena para lograr otra también requerida por Al-lah. Tal es el caso de quien ayuna por complacer a Al-lah y por abstenerse de las relaciones sexuales ilícitas. Pues esto es algo loable y lícito que no contradice la sinceridad.
Arreglarse bien para asistir a los ritos públicos y estar ante la gente no contradice la sinceridad; al contrario, quien demuestra sus miserias (vistiendo desprolijamente) por temor a aparentar, no es nada sincero.
Aumentar espontáneamente la realización de ritos religiosos o buenas obras ante el ejemplo o la compañía de gente devota.
Le pido a Al-lah perdón por nuestras faltas. Háganlo ustedes también.
Entre los frutos más destacados de la sinceridad para con Al-lah en las buenas obras y ritos religiosos podemos mencionar:
Lograr el monoteísmo verdadero y estar a salvo de la hipocresía y el politeísmo.
La entrada al Paraíso y la salvación del Infierno. Si alguien de los musulmanes entra en el fuego, pues será porque no logró alcanzar el grado de sinceridad para salvarse y aún tenía en su corazón algún tipo de idolatría.
Aceptación de las buenas obras y multiplicación de las recompensas.
Perdón de todos los pecados menos el Shirk.
Conocer la dulzura de la adoración y la elevación espiritual.
Gozar de la intercesión del Profeta, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, en la otra vida.
Lograr la plena guía y seguridad en esta vida y la otra.
Librarse de las desgracias, tribulaciones y trampas de Satán.
Ganar la aceptación de la gente y su cariño.
Lograr la pureza del corazón.
Dentro de la guía del Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, respecto al Shirk, está que él pedía a Al-lah refugio contra la falta de sinceridad, diciendo: “El Shirk entre ustedes es más sutil que las pisada de la hormiga. Te indicaré algo que si lo haces alejará de ti el Shirk mayor y el menor. Di: ¡Al-lah! Pido Tu refugio para no caer en el Shirk a sabiendas, y te pido perdón por lo que no sé”.
¡Al-lah! Danos sinceridad de palabras y de obras.
¿Quién de nosotros no quisiera estar donde su Señor, feliz y gozando de Su complacencia?
¿Quién quisiera ser presentado ante Al-lah y que sus buenas obras sean rechazadas e invalidadas?
Teman, pues, a Al-lah y sean sinceros monoteístas en todas sus obras, que así serán exitosos.
Pidan bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios se los ordena: {Ciertamente Al-lah y Sus ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él.} [Corán 33:56]
¡Oh Al-lah ciertamente me refugio en Ti de la incredulidad, de la pobreza, y en Ti me amparo del tormento de la tumba, no hay nada ni nadie que merezca ser adorado sino Tú!
¡Oh Al-lah! Haz que el Corán reviva mi corazón, que sea la luz que ilumine mi alma, la cual da final a mi tristeza y alivia mis preocupaciones.
Oh Señor, anhelo Tu misericordia, no me abandones ni por un instante, y facilita mis asuntos, no hay otro a quien deba suplicar ni adorar más que a Ti.