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El temor de Allah


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Resumen del tema
Allah creó el Fuego y advirtió a sus siervos de él para que lo temieran. También creó el Paraíso y los animó para que lo aprovecharan y le suplicaran. El temor de Allah conduce al corazón a hacer todas las buenas cosas, y no le deja hacer las malas. La esperanza lleva al corazón a la satisfacción de Allah y su recompensa

Primer Jutba

Alabado sea Al-lah, Quien colma de bendiciones a Sus siervos y aparta de ellos muchas de las desgracias por Su misericordia. Lo alabamos como corresponde a la majestuosidad de Su rostro y la grandiosidad de Su poderío. Atestiguo que nada ni nadie merece adoración sino Al-lah, Único, sin asociados. Sus promesas son inalterables, cuando Él decide algo nadie lo puede impedir, y Él es rápido en ajustar cuentas. Alabado sea Al-lah, Quien hizo de los timoratos las mejores personas y las más beneficiosas para toda la humanidad. Atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero; el líder de los creyentes, el ejemplo de los justos y el mejor de los educadores. ¡Al-lah! Bendice a Muhammad, a su familia, a sus compañeros y a todos los que sigan su guía hasta el Día del Juicio Final.

¡Hermanos en la fe! Las obras del corazón son las más importantes y mejor recompensadas de todas, esto porque ellas se verán reflejadas en los actos y conductas de la persona; por eso se dice que el corazón es el rey del cuerpo, y los demás órganos, miembros y sentidos son sus súbditos. Al respecto, Anas Ibn Malik, que Al-lah esté complacido con él, relató que el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, dijo: “La fe no es real hasta que no se arraigue en el corazón”. [Ahmad]

En el Islam, el exterior de la persona es solamente la apariencia de su interior, y nuestro amado Profeta, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, nos lo aclara perfectamente con estas palabras: “Ciertamente Al-lah no los valora a ustedes por su apariencia y bienes materiales, sino que se fija en lo que hay en sus corazones (la fe verdadera y la creencia correcta) y las obras que realizan”. Esta enseñanza nos lo dice todo, hay que tener una creencia verdadera, la cual se sustenta sobre el Tawhid (la creencia en la unicidad absoluta de Al-lah en todo aspecto), y esta debe ser expresada en las obras que se realicen y todo lo que se diga. Este es el significado real del Iman (la fe) en el Islam: la creencia en el corazón, la cual es expresada en dichos y actos.

¡Hermanos! Uno de los principales actos del corazón es aquel que guía al individuo a cumplir con las obligaciones establecidas por Al-lah, a alejarse del pecado y a desprenderse del apego ciego por los bienes mundanales, nos referimos al equilibrio que se debe lograr entre el temer a Al-lah y tener esperanza en Su infinita misericordia.

El temor reverencial de Al-lah motiva a la persona a realizar todas las obras de bien que le sean posibles, además, es una fortaleza que la protege de caer en el desvío, la perdición y el pecado. La esperanza en Su infinita misericordia, por su parte, alivia a la persona, la reconforta y la anima, lo que genera en ella las ganas por agradar a Su Creador por medio del cumplimiento de Sus mandatos y el alejamiento de Sus prohibiciones. Al sumar ambas características el creyente logra un equilibrio perfecto que le permite a su voluntad imponerse sobre sus pasiones y deseos.

Mencionábamos con anterioridad que la creencia verdadera es la que se basa en el Tawhid, por eso, no se debe temer a otro sino a Al-lah, dijo el Altísimo: {Así es Satanás, atemoriza a quienes les siguen. Pero no le temáis, sino temedme a Mí si sois creyentes.} [Corán 3:175]; y dijo también: {No les temáis a ellos, y temedme sólo a Mí; y ciertamente completaré sobre vosotros Mis gracias para que sigáis la guía.} [Corán 2:150]

El temor al que nos referimos es aquel que produce en el corazón inquietud y preocupación al pensar en la desobediencia de una de las órdenes de Al-lah, y el hundimiento en lo que Él nos ha prohibido; pero también es el que genera la sensación de sosiego y tranquilidad cuando se realizan obras de bien y cuando la persona se aleja de lo ilícito.

¡Hermanos y hermanas! Sepan que el temor de Al-lah y la esperanza en Su misericordia son de los actos que aseguran la entrada al Paraíso, dijo Al-lah, Glorificado y Exaltado sea: {Para quien haya temido la comparecencia ante su Señor habrá dos jardines. ¿Cuál de las gracias de vuestro Señor negaréis? Éstos serán frondosos.} [Corán 55:46-48], también mencionó: {En cambio, quien haya temido la comparecencia ante su Señor y haya preservado su alma de seguir sus pasiones, por cierto que el Paraíso será su morada.} [Corán 79:40-41]; y dijo: {Y se preguntarán unos a otros [qué les hizo merecer el Paraíso]. Dirán: Cuando estuvimos en la vida mundanal temimos [el castigo divino], y Al-lah nos agració con la fe y nos preservó del tormento del Fuego. Y Lo invocábamos, pues Él es Bondadoso, Misericordioso.} [Corán 52:25-28] Entonces, la recompensa por el temor de Al-lah y la esperanza en Su infinita misericordia no es otra que la salvación.

Los Salaf (predecesores virtuosos), que Al-lah esté complacido con todos ellos, eran la personas más conscientes de esta realidad, por eso eran personas que al escuchar sobre el castigo terrible del infierno enfermaban, como lo que le sucedió a Omar Ibn Al Jattab, que Al-lah esté complacido con él, el hombre más valiente y fuerte de todos los Sahaba del Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, quien al escuchar las aleyas de la Sura At-Tur –la número 52 del Corán– cayó en cama por casi un mes.

‘Ali Ibn Abi Talib, que Al-lah esté complacido con él, le dijo a quienes rezaron con él un día, después de haber finalizado la oración del Fayer: “Conocí a los Sahaba del Mensajero de Al-lah, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, y por Al-lah que hoy en día no hay nadie como ellos. Pasaban la noche adorando a Al-lah y suplicando Su misericordia, y de sus ojos brotaban ríos de lagrimas mientras oraban”.

Dijo Abu Sulaiman, que Al-lah lo tenga en Su misericordia: “Cuando el temor deja de habitar en el corazón, éste se corrompe”.

Le pido a Dios perdón por nuestras faltas. Háganlo ustedes también.

Segundo Jutba

La medida justa del temor de Al-lah es la que, como lo mencionamos, invita a la persona a cumplir con sus deberes hacia Al-lah y lo protege de caer en el pecado; pero cuando se pierde el norte y el temor reverencial se convierte en terror y pánico, inminentemente se cae en la desesperación y se pierde la esperanza, la certidumbre y el optimismo. Esto lo lleva al lamentable estado de pensar que Al-lah no lo perdonará y que el castigo será lo que le espera en la otra vida, esta actitud es considerada como uno de los mayores pecados.

Lo mismo sucede con la esperanza en la misericordia de Al-lah, la cual no debe ser ciega, esta debe ser basada en hechos y acciones; es decir, que la persona debe cumplir con las órdenes de Al-lah y esperar Su aceptación y recompensa. Así que, quien alega que se siente salvo por la misericordia de Al-lah sin obrar, es un desviado y está perdido, dijo Al-lah: {¿Es que se sentían a salvo del designio de Al-lah? Pero sólo se sienten a salvo del designio de Al-lah los perdedores que no creen.} [Corán 7:99]

Pero Al-lah, Altísimo sea, señala claramente en el Corán que la esperanza que debe tener el siervo en Su misericordia debe acompañarse de acciones, dijo: {Por cierto que quienes recitan el Libro de Al-lah, practican la oración y hacen caridades de aquello que les proveemos, en público o en secreto, aguardan mediante ello lo que no les defraudará [la complacencia divi- na].} [Corán 35:29]; y también: {Quien anhele la comparecencia ante su Señor que realice obras piadosas y que no adore a nadie más que a Él.} [Corán 18:110] Y el Mensajero de Al-lah, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, nos lo aclaró también cuando dijo: “Al-lah, Exaltado y Majestuoso, dice: ‘Yo trataré a Mi siervo como él piensa que lo haré. Estoy con él cuando Me recuerda. Si él Me recuerda en sí mismo, Yo lo recuerdo en Mí mismo. Si él Me recuerda en una asamblea, Yo lo recuerdo en una asamblea mejor que la suya. Si él se acerca a Mí un palmo, Yo me acerco a él un codo. Si él se acerca a Mí un codo, Yo me acerco a él una braza. Y si él viene hacia Mí caminando, Yo voy hacia él corriendo”. [Bujari y Muslim]

Entonces, la posición que debe tener un musulmán respecto al temor y la esperanza es el equilibrio entre ambas. Dijo Al-lah refiriéndose a Sus Profetas y a todos los creyentes virtuosos: {Les agraciamos porque siempre se apresuraban a realizar obras buenas, Nos invocaban con temor y esperanza, y eran sumisos.} [Corán 21:90]; y además: {Sólo creen en Nuestros signos quienes se prosternan cuando se les recitan, glorifican a su Señor, y no se ensoberbecen. Se levantan de sus lechos para invocar a su Señor con temor y anhelo, y dan en caridad parte de lo que le Hemos proveído. Nadie sabe la alegría que les espera [a los piadosos] como recompensa por lo que hicieron. ¿Acaso el creyente es igual que el pecador? Indudablemente no pueden equipararse.} [Corán 32:15-18]

¡Hermanos! La vía recta ha sido trazada por Al-lah en el Corán y enseñada por el Profeta Muhammad, sal-lal-lahu ‘alaihi wa sal-lam, en su Sunna; por lo tanto, debe bastarnos con lo que estas dos fuentes establecen. No debemos dejarnos llevar por la exageración ni la innovación, pues esta es la conducta que ha hecho que muchos se extravíen y se corrompan.

No debemos exagerar pensando solamente en el castigo del Infierno o hablando únicamente de lo que ha sido prohibido por Al-lah y Su Mensajero, la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, pues Al-lah es Misericordioso e Indulgente. Como tampoco debemos excedernos en la confianza, pensando que por ser musulmanes tenemos un pasaporte que nos llevará directamente al Paraíso. Así como recordamos y tenemos en cuenta el castigo, debemos hacer lo mismo con el perdón y la misericordia de Al-lah.

Recordemos lo que Al-lah nos dice en el Corán: {Diles [¡Oh, Muhammad!, a quienes transmitan Mi Mensaje, que Yo digo]: ¡Oh, siervos Míos! Vosotros que os habéis excedido [cometiendo pecados] en detrimento propio, no desesperéis de la misericordia de Al-lah; por cierto que Al-lah puede perdonar todos los pecados, porque Él es Absolvedor, Misericordioso. Arrepentíos ante vuestro Señor y someteos a Él, antes de que os sorprenda el castigo, y entonces no seáis socorridos. Y poned en práctica los preceptos que os han sido revelados [en el Corán] por vuestro Señor, antes de que os llegue el castigo repentinamente, sin que os deis cuenta.} [Corán 39:53-55]; y: {Por cierto que tu Señor es Quien perdona a los hombres a pesar de sus iniquidades; y también es Severo en el castigo.} [Corán 13:6] ¡Qué equilibrio tan perfecto! No olvidemos la misericordia y el castigo, esta es nuestra tabla de salvación en esta vida y la del más allá.

Pidan bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios se los ordena: {Ciertamente Al-lah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él.} [Corán 33:56]

¡Oh Al-lah! Me refugio en Ti de desviarme o ser desviado, de equivocarme o de que me precipite en el error, de oprimir y ser oprimido, de ser ignorante o que sean ignorantes conmigo.

¡Oh Al-lah! Tú eres el Soberano, no existe dios excepto Tú. Tú eres mi Señor y yo soy Tu siervo. He sido injusto con mi alma, reconozco mis pecados, perdona todas mis culpas y mis faltas, porque nadie perdona los pecados sino Tú. Guíame hacia los mejores modales, nadie guía a ellos sino Tú. Aleja de mí las malas obras, no las aleja nadie sino Tú.

¡Oh Al-lah! Perdóname tanto los pecados que cometí como lo que dejé de hacer, y aquellos que haya cometido en secreto y públicamente, y lo que haya malgastado, como también aquellas cosas que Tú bien sabes de mí.